domingo, 28 de febrero de 2010

Boda a la australiana

Ayer sábado fuimos a la boda de Hannah, una chica que trabaja en la centro donde soy voluntaria. Estabamos invitados a la ceremonia y al cocktail, la cena y demás era para familiares y amigos más allegados.
En comparación con la típica boda española hay que decir que está al estilo australiano ha sido totalmente distinta.
Aquí las bodas se suelen celebrar por todo lo alto o de una forma original. Hasta ahora hemos visto por ahí, limusinas tremendas llevando a novios y familiares a la iglesia, casarse al borde de un acantilado y típica ceremonia americana en el jardín.
A la que fuimos ayer, no era como ninguna de las anteriores, era más normalita, pero llamaba la atención eso de las damas de honor vestidas igual y el novio acompañado de sus secuaces en el altar mientras esperaba a la novia.
Aunque la boda fue en una iglesia, no fue muy religiosa, el pastor, que era como el quinto beatle, se dedicó a cantar, a hacer chistes y a hablar de lo maravilloso que era el amor... Nosotros también tuvimos que cantar, bueno, yo más bien estaba anonadada de como la gente intentaba subir el tono más que el de al lado y cómo interpretaban la canción. Pero es que era normal, ya que había una orquesta animando el cotarro...
En fin, que la ceremonia no fue muy pesada, y luego vino el cocktail, llamado afternoon tea. Vamos nada de vino o cerveza como sería en España, si no té, café y zumo, acompañado de dulces de todo tipo, quesos y mermeladas, en vez de jamón del bueno. A mi me gustó por lo golosa que soy, aunque Luisma sé que hubiera preferido la charcutería.
La cena nos la perdimos, pero daba igual, porque teníamos otro plan completamente distinto. Ir a ver la caravana gay, el Mardi Grass Parade.
Por otro lado, me quedo con la anecdota de la boda en que el marido de la jefa del centro empezó a soltar palabrillas en español y a cantar "la cucaracha". Y Euna, mi compañera coreana que se impresiona por todo, me preguntó que qué significaba esa canción que había bailado en su juventud tantas veces. Cuando se lo contamos no se lo podía creer, estaba indignada porque pensaba que era una letra bonita y no cruel, de una cucaracha que ya no podía caminar porque le faltaban las dos patitas de atrás...

martes, 23 de febrero de 2010

Despedidas y eventos culturales

La semana pasada tuvimos dos despedidas, una de Keila y Sergio, los brasileños con quien nos fuimos a esquiar, y otra de Tuba, el amigo de Juliano, con el que estrenamos las barbacoas, y como no, no pudimos despedirnos de otra forma.
Me dio mucha pena despedirme de Keila, no es que hubieramos sido capaces de vernos mucho, pero lo intentamos cientos de veces. Yo creo que cuando pasé más tiempo con ella fue aquel fin de semana en la nieve...

Y con respecto a Tuba, mi colesterol también le echará de menos, siempre dispuesto a hacer barbacoas... Creo que a partir de ahora me voy a hacer vegetariana...
La barbacoa esta vez, como muchas otras, fue en su casa. Para el que no lo hubiera leido antes, Tuba vive con Juliano y una familia neozelandesa con 4 niños, (tan monos! sobre todos los dos pequeños, y tan salvajes...) Poco a poco les estamos viendo crecer!

El domingo intentamos montar un picnic en el Tropfest, un festival de cine corto que duraba todo el día. Al final estuvimos los dos solos y no vimos la entrega de premios, porque queríamos ir a la Cabalgata del Nuevo Año Chino. Y es que ultimamente hay tantos eventos en Sydney que es difícil asistir a todos.
Por lo demás, calor y playa...Aunque estos dos últimos días hemos pasado de 38º a 18º, imaginaros...Aunque no creo que sea peor que el temporal en Europa... qué lástima lo de Madeira...

viernes, 19 de febrero de 2010

El cambio climático

Mientras en España se ha sufrido otra ola de frío, aquí hemos pasado una ola de calor y lluvias torrenciales. Lo peor es que suele pasar los fines de semana, para que no podamos ir a la playa como quisieramos.
El viernes pasado, nos empapamos como nunca. Me sentía como en Perdidos, cuando les vienen esas tormentas sin avisar.
Y el sábado decidimos hacer una de las actividades de verano, ir a un cine al aire libre. El recinto tiene un lugar privilegiado, la pantalla está metida en el mar y de lejos se ve el Opera House y el puente. Una imagen bastante bonita, sobre todo al anochecer.
El problema es que si llueve, pues te empapas, porque no hay toldo ni ninguna clase de cobijo. Algo que es un problema, porque estas entradas hay que comprarlas con bastante anticipación y en Sydney, no es fácil hacer planes ni a largo ni a corto plazo en cuanto al tiempo se refiere...y no te devuelven el dinero...Lo que aunque no nos afectaba al bolsillo, porque nos había invitado el jefe de Luisma, Darren, pero sí que nos fastidiaba.
En fin , que al final vimos la peli debajo de una sombrilla, desde lejos y con una farola en el medio. Pero estuvo bien. En el fondo yo creo que preferíamos que lloviera por la posición que habíamos elegido, porque cuando empezó la peli no llovía y la gente la veía mucho mejor que nosotros desde los sitios del anfiteatro.
Y hablando de visitas culturales, este fin de semana, además de ser la celebración del año nuevo chino, el año del tigre, hay un festival de cine corto del que si el cielo lo permite, podremos disfrutar.

Imagen de un tal Will sydey en Flickr.

viernes, 12 de febrero de 2010

Fauna en Tasmania

En Tasmania se pueden encontrar animales que no puedes ver en ninguna otra parte del mundo, como es el Demonio de Tasmania, y que nosotros no tuvimos la oportunidad de ver. Aun asi hay que decir que este pequeño animalito con mu mala leche, no da vueltas como en los dibujos animados. Los demonios de Tasmania están muy protegidos. Una vez vi en un documental que estuvieron en peligro de extinción porque los pastores los mataban por comerse a sus ovejas. A partir de ahí, el Gobierno prohibió que esto se hiciera y se tomaran otro tipo de medidas. Con esto, se consiguió que la población de estos animalillos se recuperara y hubiera paz entre pastores y demonios.
Pero a partir del 2005 se descubrió otra amenaza para estos pequeñines y es una enfermedad: tienen el único cancer contagioso. Al parecer desarrollan un tumor en la boca que les impide comer y además contagian de unos a otros.
Por eso a lo mejor no vimos a ninguno. También porque no hicimos ninguna ruta de noche, estabamos muy cansados y además nos daba miedo ir con el coche a oscuras, no os podéis imaginar la cantidad de animalillos atropellados que había en la carretera, canguros, possums, wombats...Pobrecitos, a nosotros se nos cruzaron dos canguros, pero ibamos despacito y les cedimos el paso.
Había canguros por todas partes, o mejor dicho wallabies, que son bastante más pequeños que los canguros continentales de Australia. Pero fue emocionante poder tocarlos...
También vimos una serpiente enorme, pero un hombre alemán que se la encontró, no nos dejó acercarnos ni a diez metros, así que tuvimos que verla de lejos. Tampoco la ibamos a tocar!!!
Por otro lado, y referente a las anécdotas, Hobart es un pueblito costero pequeño y sin mucha vida, pero donde está toda la marcha es en la Plaza Salamanca, y es que tiene un aire a la Salamanca española, por la arquitectura. El nombre se lo dieron en homenaje a la Batalla de este lugar donde los ingleses, portugueses y españoles vencieron a los franceses en la Guerra de la Independencia española.
Y hablando de historia, también la visita a Port Arthur fue bastante interesante. Es increible la importancia que le dan a los edificios de esa zona, y es que es dificil encontrar estructuras de más de 200 años en este país.
Port Arthur era la carcel de Australia, donde llevaron a los presos más peligrosos de Gran Bretaña, vamos, el que había robado una joya o comida... Me pregunto cuál sería el delito que los demás cometieron...
La visita a este lugar histórico consiste en que al entrar te dan una carta de una baraja de poker, lo que hacían para distinguir a los presos en esa época, y luego tenías que descubrir cuál era tu preso y cuál fue su historia. El mio era un niño de 18 años que había robado comida y el de Luisma había robado una pulsera. Les trajeron aquí y nunca salieron de la carcel por mal comportamiento, además se volvieron un poco locos, y no nos estraña porque según pudimos aprender allí, les trataban fatal. Incluso cantar, reirse o hablar era motivo de reprimenda, y la homosexualidad pena de muerte...
Aquellos que llegaron a viejitos y vieron el fin de la "era de los convictos", decidieron quedarse a vivir allí, y es que sin familia, trabajo ni nada de nada, qué iban a hacer en un país tan desconocido?

martes, 9 de febrero de 2010

Tasmania salvaje

Este fin de semana hemos ido a Tasmania. Y se puede describir con dos palabras, natural y salvaje. La vista desde el avión nada más entrar en Tasmania ya prometía: verde e inhabitada.
Una vez en Hobart y despues de recoger el coche, nos dirigimos a trompicones a las cascadas Russell y el camino de los árboles gigantes. Digo a trompicones porque era la primera vez que conduciamos un coche automático y no sabíamos muy bien cómo funcionaba, de vez en cuando el coche respondía parandose en seco. Menos mal que no hay muchos coches por las carreteras de allí...
Una vez cogido el tranquillo, llegamos a las cascadas, mucha agua cayendo desde muy alto. Pero con un "problema", que sólo se veía la parte de abajo, había tantos árboles alrededor que no se podían ver enteras. Aún así les daba su encanto, y es que también esta bien que se conserve la naturalidad de los sitios, por muchos turistas que pueda atraer el lugar.
Por otro lado, algunos de los árboles que rodeaban ese paraje medían cerca de 100 metros de altura, y sus troncos eran inmensos. Algunos de ellos se habían caído y suponemos que en el momento en que cayeron tuvieron que formar un buen escándalo.
Después fuimos al Lago San Clair, que es uno de los puntos de la ruta a pie más famosa de la isla, una ruta de seis días, que evidentemente no nos dio tiempo a hacer.
Para terminar un día que empezó a las 6 de la mañana desde Sydney, no lo podíamos despedir de otra forma que comiendo el famoso y rico salmón de Tasmania.
Al día siguiente, madrugón y visita al parque natural Freycinet, dónde se encuentra (según catalogan) una de las diez mejores playas del mundo, Wineglass Bay. Y la verdad es que no me extrañaría, porque la playa es una maravilla, aunque de difícil acceso. Tres horas de ruta de ascenso y bajada de montaña.
Para descansar los pies, nos fuimos a una calita mucho más pequeña (Honeymoon Bay) a hacer snorkel en las frías aguas del sur.

El largo día lo terminamos en las Friendly Beaches, playas de arena blanca y aguas azules, pero que cuando llegamos ya era tarde y estaba nublado, demasiado fresco para darnos un baño.
Y el último dia fuimos al mirador de Hobart, el monte Wellington, desde donde se veía toda la ciudad y parte del Este de la Isla, además de ir a Port Arthur, la principal penitenciaría de Australia donde trajeron a los presos britanicos en los inicios. Lo que lo convierte en uno de los pocos edificios antiguos que tiene este joven país.
El siguiente post irá de la fauna de allí y anécdotas del viaje.