miércoles, 8 de mayo de 2013

Nueva Zelanda: Isla Sur parte 1


La vista desde el avión a la entrada en Nueva Zelanda ya se veía espectacular. Y desde el primer día ya nos dimos cuenta que íbamos a ver paisajes nunca vistos.
Nueva Zelanda era el sitio que más ganas tenía de ir desde que llegamos a Australia. Quería comprobar si era tan bonito como salía en el Señor de los Anillos o estaba maquillado. Decir que es incluso mejor.
Nuestro plan era viajar en caravana desde la Isla Sur a la Norte. En la Sur, nos encontraríamos con unos amigos españoles, Maria y Rafa, amigos de Sydney y que llegaron un par de días antes.
La primera parada fue Christchurch, como tristemente llaman The Earthquake City. Ya sabíamos que allí no quedaba nada después del terremoto que destrozó la ciudad y 181 vidas en 2011. Es realmente la ciudad fantasma y más en Semana Santa, que es cuando fuimos.
Al día siguiente cogimos la caravana y fuimos rumbo al lago Tekapo. Allí hicimos una ruta donde las vistas del lago y alrededores eran increíbles.
El lago tiene un color turquesa que no suele ser muy habitual en los lagos y éste viene de la erosión del terreno por los glaciares que hubo en la zona hace muchos años.
Allí pasamos nuestra primera noche durmiendo en la caravana y donde ya nos costó levantarnos por el frío y sensación de estar metidos en una nevera y agradeciendo que acababa de terminar el verano. No quiero ni pensar lo que sería dormir en puro invierno en esa isla.
Por la mañana, madrugamos para ver el amanecer en el lago Pukaki, que está al lado. También de color turquesa y buenas vistas del Monte Cook, el pico más alto de Nueva Zelanda. 

De camino a Queenstown, no faltan los miradores y lugares donde echar una buena foto. Y una vez en Queenstown ya dan ganas de quedarse allí para siempre. La ciudad está rodeada de montañas y lagos y en los alrededores se encuentran los paisajes más bonitos de Nueva Zelanda.
Queenstown también es conocida por ser la capital del deporte de riesgo. Esquí, puenting, rafting, paracaidismo...hay para todos los gustos. Nosotros no probamos nada de eso. Disfrutamos del senderismo y las vistas desde miradores. 
Allí nos encontramos con nuestros amigos y seguimos conduciendo hasta Te Anau, puerta de Milford Sound, patrimonio de la humanidad y numero 1 en turismo del pais.

Pasamos la noche en Te Anau y de ahí, segundo día de madrugón para conducir hasta el famoso Milford Sound. Este fiordo o valle inundado ha sido calificado, aunque no galardonado, como la octava maravilla del mundo. Lo normal es recorrerlo por barco, un trayecto de 15 kilómetros hacia el mar que pasa por cascadas, rocas llenas de focas y un paisaje que le hacen merecer la calificación.
Otra forma es en helicóptero, que es poco económico. Y la mejor forma de llegar hasta él es con la ruta Milford Track, una ruta de 3 días que es considerada la más hermosa del mundo y que termina a la entrada de esta maravilla.
Nosotros no pudimos hacerlo porque el aforo es limitado, al ser una ruta de varios días y con la prohibición de acampar, se tiene que dormir en unas cabañas que controla el gobierno, y las plazas son escasas y hay que reservar con bastante anticipación. Todo esto es para proteger el terreno y controlar visitantes. Quizás algún día lo hagamos, aunque ya hayamos visto lo que te encuentras a la llegada. El sitio merece la pena y el paisaje nunca es el mismo. Haga sol, llueva, nieve o esté nublado, Milford Sound es digno de ver.

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